CARTA ABIERTA A
LOS FEDERADOS
“AL
BORDE DEL ABISMO: MIRANDO EL PRECIPICIO”
A
PROPÓSITO DE LA ASAMBLEA ANUAL ORDINARIA DE LA FEDERACIÓN ANTIOQUEÑA DE ONG
2013
Luis Julián Salas Rodas
Sociólogo
Especialista y Magister en Ciencias Sociales
Magister en Ciencias de la Educación
Director Ejecutivo de la Fundación Bien Humano
En los tiempos que corren hay un consenso
generalizado en el mundo de las ONG: estamos viviendo tiempos difíciles,
tiempos de cambio tanto en el entorno como de puertas para adentro. Es un hecho
que las agencias de cooperación internacional al desarrollo evalúan a Colombia
como un país de renta media el cual debe pasar de ser un país receptor a un
país donante. Otro hecho relevante lo constituyen las condiciones desfavorables
en la contratación estatal en cuanto a términos de las convocatorias,
licitaciones, requerimientos financieros y legales. Tal como están planteadas
las normas legales de la contratación éstas sólo favorecen y fortalecen a las
ONG que disponen de patrimonio, liquidez, capital de trabajo y capacidad de
endeudamiento. La exigencia de contrapartidas en efectivo por parte de las ONG
para la firma de convenios de cooperación lesiona la situación financiera de
las organizaciones. Los términos de la contratación y los cortos tiempo de
duración de los contratos impiden ofrecer estabilidad y dignas remuneraciones a
nuestros empleados, los cuales viven en la precariedad laboral y en la
discontinuidad de sus ingresos. Cada reforma tributaria es una amenaza a la
derogación de los beneficios tributarios instituidos.
Ciertos personajes públicos siguen señalando
y estigmatizando nuestro quehacer ante la sociedad. Las universidades estatales
acaparan los recursos de la inversión social mediante el atajo ventajoso de los
convenios interadministrativos que eluden la Ley 80 de 1993. Las cajas de
compensación familiar son una competencia desigual que obtienen cuantiosos
contratos públicos mediante el apalancamiento de su músculo financiero y su
capacidad instalada como contrapartida y valor agregado. Muchas fundaciones
empresariales han tomado el camino de ejecutar con personal propio los
proyectos de responsabilidad social. Profesionales independientes, amparados en
los derechos al trabajo y a la libre asociación, incursionan creando
organizaciones sociales de consultoría, con ánimo de
lucro que compiten, están en su derecho, como no, con las ONG sin ánimo de
lucro ya establecidas.
Muchas ONG aún se resisten
al trabajo en red y en alianzas y siguen renuentes a dejar de lado el
protagonismo y la consecución solitaria de recursos. Todavía no damos respuesta
convincente al Estado y la sociedad frente a los cuestionamientos de la falta
de indicadores de impacto de nuestro trabajo con las comunidades. La gestión
del conocimiento que realizamos sobre la gestión social sigue siendo
insuficiente y de poco valor científico. Se sigue careciendo de un sector
social organizado que lidere propuestas de desarrollo social. La asociatividad
gremial es escasa y débil en el relacionamiento y defensa de los intereses
frente al Estado. Falta mucho por hacer en cuanto a disponer de miembros de
juntas directivas conocedores, comprometidos y responsables que aseguren la
gobernabilidad y lideren en forma acertada el norte de las organizaciones.
No debemos desconocer los
logros alcanzados y el consolidado histórico de buenas prácticas en beneficio
de la sociedad en general. Lo actuado en el pasado es valioso y muy reconocido.
Pero las glorias pasadas no nos dan para seguir viviendo. El presente y el
futuro cercano que se avizora no es un ambiente favorable, habilitante, es un
medio hostil, de complejidad creciente. No podemos seguir dando la espalda a
estas realidades que nos aproximan al abismo de la extinción. Debemos repensar
las concepciones, la razón de ser, el papel como actores sociales del
desarrollo y ser más innovadores en los programas y proyectos. Debemos salir
del activismo febril de la sobrevivencia económica, de la sostenibilidad
precaria del día a día. Hay que reinventar nuevas formas de generación de
ingresos que aseguren la continuidad y el fortalecimiento. Hay que hacernos más
visibles y manifestar ante el Estado y la sociedad, por todos los medios
legítimos posibles, el poder social que detentamos, así como los aportes al
bienestar y calidad de vida de las personas, grupos, familias y comunidades.
Las ONG federadas reconocemos
y apoyamos la institucionalidad, la Constitución Política, el Estado Social de
Derecho, los Derechos Humanos, la legalidad y la gobernabilidad. Las ONG
federadas recaudamos la retención en la fuente, el IVA, pagamos impuesto de
renta, impuesto predial, impuesto de Industria y Comercio y el cuatro por mil,
tributamos de nuestros recursos para sostener el Estado, al tiempo que
aportamos bajo el principio de la corresponsabilidad. Rechazamos el llamado de
los violentos y las vías de hecho. Sentimos el desinterés del Estado en
escuchar y atender nuestras demandas. Percibimos la indiferencia de la sociedad
ante las preocupaciones que nos estresan. El debilitamiento de nuestras
organizaciones y su liquidación sería una pérdida irreparable del capital
institucional y social, perdida que afectaría la estabilidad de la vida
democrática del país. Estamos en crisis y ya sabemos la lección: o salimos
fortalecidos o nos hundimos… Con la fuerza ética que hemos acreditado en los
ejercicios de rendición pública de cuenta repotenciemos la gestión gremial de
la Confederación Colombiana y la Federación Antioqueña de ONG: repensemos,
decidamos y actuemos que todavía estamos a tiempo de mitigar los riesgos y
daños de la hecatombe. Que la elección de un nuevo Consejo Directivo y de una
nueva Dirección Ejecutiva sea una oportunidad para priorizar, en la agenda de
trabajo, la defensa de nuestros intereses en cuanto a términos más equitativos
y justos de la contratación con el Estado.
Luis Julián Salas Rodas
Director Ejecutivo
Fundación Bienestar
Humano