viernes, mayo 20, 2011

RAZÓN DE SER DE LAS ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES

 
Luis Julián Salas Rodas
Sociólogo
Especialista y Magister en Ciencias Sociales
Magister en Ciencias de la Educación
Director Ejecutivo de la Fundación Bien Humano

1. ¿Qué son las ONG?


Las Naciones Unidas definen las ONG como: “Cualquier organización cívica voluntaria sin fines de lucro”. Acepción amplia donde caben organizaciones de base (juntas de acción comunal, asociaciones de padres de familia, grupos juveniles, grupos de madres comunitarias, sindicatos, etc.), así como los movimientos populares, cívicos, de derechos humanos y ecológicos.

De acuerdo con la anterior definición de ONG, se estima que en Colombia existen alrededor de 70 mil organizaciones cívicas voluntarias.

Si bien no hay una definición y una tipología de carácter universal, pueden enunciarse algunas características comunes:

No gubernamental, con personería jurídica, sin ánimo de lucro, de beneficio o utilidad común, de cambio humano, surgen por iniciativas particulares o de participación mixta, prestan servicios o realizan actividades de utilidad pública y promueven procesos de organización, participación y autogestión, sin intentar suplantar al Estado y la comunidad.[1]

No toda organización cívica voluntaria sin fines de lucro puede ser considerada una ONG; se requiere existencia y reconocimiento jurídico, y una estructura organizacional permanente. ¿Qué distingue una ONG? Se pregunta Rubén Fernández Andrade, Director General de la Corporación Región:

“Su carácter de organización civil, sin ánimo de lucro, instituida con motivaciones abiertas, solidarias y altruistas para el servicio a terceros”.[2]

Bernardo Toro, Presidente del Consejo Directivo de la Confederación Colombiana de ONG se expresa al respecto:

“Son todas las organizaciones y personas que pueden hacer todo lo que no está prohibido en una sociedad. En esto se diferencian del Estado que sólo puede hacer lo que esta legislado. Precisamente porque las ONG y la Sociedad Civil pueden hacer todo lo que no esta prohibido es por lo que es tan variado lo que hacen y no existe una definición clara de qué es eso que se puede hacer que no está prohibido en una sociedad. Son organizaciones sociales donde se producen bienes de interés colectivo y que además trabajan con el Estado. En el caso de las ONG buscan favorecer intereses públicos por decisión propia. También las iglesias o las cooperativas hacen parte de esas organizaciones sociales, pero a diferencia de las ONG, hacen bienes colectivos en lo privado (Cooperativas, Clubes, Iglesias, Sindicatos) y las ONG bienes colectivos públicos. (...) Habría que llegar a definir las ONG por su capacidad de construir bienes públicos con el Estado; ellas son el producto de la relación entre el Estado y la sociedad porque entre ambos tienen que construir lo público que es ese único lugar donde todos somos iguales. Es la manera de construir el Estado Social de Derecho que tenemos, a diferencia del Estado Napoleónico, es el que se construye con la sociedad y tiene sentido sólo si entre ambos son capaces de construir dignidad, es decir, hacer vigentes los derechos humanos.[3]

Tanto Rubén Fernández como Bernardo Toro señalan la finalidad de crear bienes y servicios públicos como una característica esencial y diferenciadora de las ONG de otro tipo de organizaciones sociales. Si bien la naturaleza y regulación jurídica de las ONG es de índole privada, no dependen de la administración pública, sus acciones, programas y proyectos se inscriben en el espacio de lo público no estatal, que junto a lo público estatal conforman el sentido amplio de lo público, de lo que pertenece a todos los ciudadanos de un país por tener iguales oportunidades de acceso y disfrute.

La Fundación Interamericana estima que en Latinoamérica y El Caribe, existen 11.787 ONG de los cuales 5.436 (46.1%) son colombianas.[4] Los cálculos indican que en las ONG colombianas colaboran más de 700 mil personas voluntarias, mientras que los usuarios directos se aproximan a los 14 millones de personas. En el departamento de Antioquia, la estimación es de 649 organizaciones y en el Valle de Aburrá 250.[5] y [6]
Las ONG hacen parte del Sector Social, junto con las cooperativas, cajas de compensación, gremios, sindicatos, juntas de acción comunal, asociaciones de padres de familia, organizaciones comunitarias, fondos de empleados, asociaciones mutuales, y asociaciones profesionales. (Ver ilustración 3)

No toda entidad sin ánimo de lucro es una ONG, pero las ONG deben ser entidades sin ánimo de lucro.
El concepto sin ánimo de lucro tiene varias connotaciones. La principal es que la organización no está constituida para el beneficio individual y por lo tanto sus excedentes económicos y sus bienes, nunca pueden ser repartidos entre los socios, ni aún en caso de disolución.

Sin ánimo de lucro no significa que la entidad sea con ánimo de pérdida. En el pasado, el modelo asistencialista y paternalista señalaba como algo indebido y antiético, la destinación de una parte de los excedentes económicos, al fortalecimiento patrimonial de la organización; de ahí, cierta imagen de precariedad e indigencia que tenían en la sociedad. Los nuevos conceptos de sostenibilidad, empresa social y fortalecimiento institucional han replanteado esta concepción.

Si bien las organizaciones del Sector Empresarial y del Sector Social hacen parte de la Sociedad Civil, difieren en cuanto a su naturaleza jurídica y fines. Rodrigo Villar lo expresa así:

“Una diferencia sustancial entre las empresas privadas y las entidades sin ánimo de lucro, es que mientras el desempeño de las primeras se mide básicamente sobre la base de sus resultados financieros, el de las segundas, se relaciona con el cumplimiento de sus misiones sociales. Las empresas privadas con ánimo de lucro producen bienes y servicios para cumplir su objetivo de maximizar ganancias para los accionistas de las empresas. Las entidades sin ánimo de lucro, proveen servicios o sirven de vehículo de expresión ciudadana, para cumplir la misión social y desarrollar las causas que establecieron sus fundadores o sus asociados. Para las primeras, los recursos financieros y su incremento a través de la transacción mercantil, es la razón de existir. Para las segundas, los recursos financieros son un medio para el desarrollo de su misión social. Las donaciones del público (individuos, empresas o fundaciones) que apoyan la causa de la organización y los recursos del gobierno, que confía en el beneficio público de la prestación de servicios públicos por parte de las entidades sin ánimo de lucro, son fuentes fundamentales para su operación. Mientras las empresas privadas, hacen transacciones con clientes individuales, dispuestos a pagar por los servicios que les ofrecen como consumidores, las entidades sin ánimo de lucro, se orientan a servir a beneficiarios que participan de la causa o misión social de la organización y no se espera, como en el caso de las empresas privadas, que esta se logre predominantemente por el intercambio de productos y servicios por dinero”[7].

La denominación de ONG es un hecho más bien reciente, empieza a circular en la década de los 80 como reacción diferenciadora de las políticas, planes, programas y proyectos de los organismos gubernamentales OG. El nombre de ONG es asumido en las agencias de cooperación internacional y se instala definitivamente en la opinión pública mundial. Si bien con esta nominación se intenta tomar distancia y definir límites con relación a las OG, en cuanto al origen, naturaleza jurídica, normatividad y formas de gestión, no lo es en cuanto a los objetivos y fines del desarrollo humano y social. La superación de la pobreza, el logro de la equidad social, una mejor calidad de vida y la defensa de los derechos humanos[8] son tareas comunes del sector gubernamental y de las ONG.

 

2. Origen y desarrollo


Con el afianzamiento del cristianismo en Occidente, el precepto de la caridad, (amor a Dios) inspiró la creación de órdenes religiosas y organizaciones laicas de ayuda y amparo a los pobres y menesterosos. Asilos y hospitales fueron, por mucho tiempo, campo de acción de la Iglesia Católica. Con el Renacimiento y la progresiva secularización de la sociedad, surgió el concepto de filantropía (amor a la humanidad).

Tanto la práctica de la caridad cristiana como de la filantropía humanista, dieron origen a entidades de servicio y programas paternalistas y asistencialistas, modelo que tuvo vigencia hasta principios de la década de los años 60. Antes del surgimiento del Estado Moderno este tipo de entidades prestaban servicios de bienestar social a la persona, la familia y la comunidad.

Fue Alemania, a finales del siglo XIX, el primer país occidental en concebir y organizar un programa de seguridad social, cuya filosofía era la de atender las necesidades sociales de las personas durante todo su ciclo vital. El llamado “Estado del Bienestar” tuvo su aplicación plena en Norteamérica y Europa - Occidental. En Latinoamérica este modelo no pudo darse a plenitud por circunstancias políticas y económicas diferentes. En esta región un gran número de ONG surge como respuesta a la ausencia o incapacidad del Estado para proporcionar condiciones aceptables de vida y de bienestar social, al conjunto de la población. El objetivo de las entidades sin ánimo de lucro, en ese entonces, no era el de proponer un modelo alternativo de desarrollo sino, el de paliar y mitigar los efectos de la pobreza. El paternalismo y el asistencialismo, antes que remover los factores del subdesarrollo, mantenían las condiciones precarias de existencia de las personas y comunidades, mediante la dependencia institucional y la anulación de sus capacidades de realización y de autogestión.

La década de los años 60 implicó un punto de quiebre del modelo asistencialista y paternalista de las ONG. La complejidad de los problemas sociales y la búsqueda de soluciones más efectivas para re-mover las causas estructurales de la pobreza, dieron origen a ONG contestatarias con concepciones y propuestas diferentes en cuanto a su enfoque político y social. Otros hechos simultáneos fueron el incremento constante en el número de ONG y la progresiva profesionalización de los cargos directivos y de operación. Entre 1839 y 1960 aparecen 238 ONG en el país.

Entre 1961 y 1970 se crean 232 ONG; entre 1971 y 1980, 287, y de 1991 a 1990, 436 ONG.[9] Los últimos cuarenta años del siglo XX vieron un auge cuantitativo y cualitativo. Fue así como en 1988 se fundó en Santa Fe de Bogotá la Confederación Colombiana de Organizaciones no Gubernamentales, como gremio representativo y coordinador de este sector social.[10]

El fortalecimiento institucional, la capacitación permanente y la adopción y adaptación de las herramientas teórico - prácticas de la gerencia social, han sido, entre otras, nuevas estrategias para continuar vigentes y para responder a los nuevos retos del tercer milenio. Se pasa así, del trabajo mesiánico, protagónico, aislado y silencioso, al trabajo en red, en alianzas estratégicas, con medición de impacto y evaluación.

3. Misión de las ONG


Los orígenes, naturaleza y evolución de las ONG constituyen un universo heterogéneo en su composición y disperso en su accionar. Hay un poliformismo organizacional de modelos, tendencias y propósitos: ONG de asistencia y beneficencia, coexisten con ONG de desarrollo social y empresariales. Este poliformismo es, a la vez, una debilidad y una fortaleza; debilidad en cuanto dificulta la coordinación y la concertación, y fortaleza pues manifiesta vitalidad y dinamismo. Independiente de su origen y forma organizacional, las ONG fundamentan su acción en el aporte al capital social e institucional de la sociedad. Se parte de la intencionalidad de incrementar el bien público, y socializar sus beneficios.

La misión de las ONG radica en la promoción y defensa de los derechos humanos, entendidos como garantía de una vida digna con oportunidades para todos sin ningún tipo de discriminación. Bajo este concepto se puede englobar la misión de las ONG. No hay necesidad y satisfactor humano que no sean atendidos por ellas. Tampoco hay grupo poblacional o generacional excluido de su acción. No se concibe una ONG que no trabaje, desde su misión particular, por la vigencia de los derechos humanos.

En el objeto social de cualquier ONG hay siempre una intención explícita de contribuir al desarrollo humano y social. Las ONG comparten y creen en los valores universales de la solidaridad y la justicia. Creen en el cambio personal, familiar, social, político, económico y cultural del ser humano. Como actores sociales, las ONG posibilitan procesos de transformación. Cuando una ONG proporciona vivienda a familias pobres, por ejemplo, no lo hace sólo para reducir el déficit habitacional o para solucionar un problema de albergue, las viviendas son un medio para mejorar las relaciones familiares, la comunicación, la expresión afectiva, la autoestima y la felicidad de las familias. Lo mismo sucede, por ejemplo, en el trabajo con personas con limitaciones físicas, infancia en situación de abandono o riesgo, jóvenes farmacodependientes, jefas de hogar, personas afectadas por la indigencia, el SIDA, prisión política, desplazamiento, la violencia, los desastres naturales, entre otros.

Para las ONG no basta con mejorar las condiciones materiales de existencia a personas o grupos poblacionales, ésta es una condición necesaria, mas no suficiente, de su labor. A las ONG les interesa, sobre todo, la realización plena de las capacidades humanas y el acompañamiento en la búsqueda de la felicidad individual y colectiva, aquí reside la especificidad de la misión de las ONG, lo que las diferencia de otras organizaciones y sectores. Es este valor agregado, este sello de fábrica, el que marca la diferencia y el que justifica su existencia.

El carácter de no gubernamental no implica el desconocimiento de la acción de los organismos gubernamentales, OG. Ellos son los responsables directos de formular las políticas públicas; las ONG inciden cada vez más en el diseño y orientación, pero ello no implica que su tarea sea la de llenar los vacíos del Estado o ejecutar los programas y proyectos oficiales. Ya sea por contratación o en alianzas estratégicas con los gobiernos o con agencias de cooperación internacional, las ONG tratan, como actores sociales, de imprimir su propio sello. Tampoco es su función, suplantar a las comunidades, ni representarlas políticamente ante el Estado.[11]

Además de prestar servicios a la comunidad y aportar al desarrollo humano y social, las ONG también tienen la misión de formar ciudadanía, aportar a la construcción de lo público, crear capital social mediante su participación en redes y en espacios de concertación interinstitucionales e intersectoriales.

Las ONG cooperan como actores sociales con el sector gubernamental, el sector empresarial y las demás organizaciones del sector social en el logro de una sociedad más justa, democrática y pacífica.

En el preámbulo de la declaración de principios de las organizaciones no gubernamentales (ONG) de Colombia se lee:

Las ONG son entidades de derecho privado, sin ánimo de lucro, con claros objetivos de beneficio social y comunitario, cuyas actividades se orientan a:

  • Construir el bien público.
  • Erradicar la pobreza, buscar la equidad y lograr la sana convivencia.
  • Promover la defensa de los derechos fundamentales y contribuir a la construcción de niveles de vida dignos para los colombianos.
  • Fomentar los valores éticos.
  • Promover la defensa e incremento de los bienes y valores que constituyen el capital social.
  • Impulsar la formación de auténtica sociedad civil que lleve al logro de la plena democracia, al ejercicio de la participación ciudadana y a la aplicación de medios de control de la gestión pública en todas sus etapas.
  • Contribuir al desarrollo social del país y a la promoción social de los colombianos, especialmente de los pertenecientes a las clases menos favorecidas.
  • Procurar la generación de mayor inversión y productividad social, tanto por parte de las entidades públicas como privadas, ONG y otras organizaciones de la sociedad civil (OSC).
  • Las ONG están llamadas, por tanto, a cumplir una acción de fundamental importancia en ayudar a construir una sociedad civil pluralista y sostenible, con recursos y proyectos que demuestren su apertura, transparencia, integridad y autorregulación”.[12] 





4. Críticas y autocríticas al papel de las ONG ante el Estado, la empresa privada y el sector social


Su origen diverso, su desigual evolución, los contrapuestos discursos ideológicos, la excesiva heterogeneidad y fragmentación, la búsqueda de la sostenibilidad financiera, y las diferencias frente a la relación con el Estado y otras organizaciones sociales, han replanteado el papel de las ONG en el sector social.

La sostenibilidad financiera[1] y el cuestionamiento al qué hacer institucional pasaron a ser asuntos prioritarios. La sostenibilidad se vio amenazada por la desaparición de los auxilios oficiales; la competencia por los recursos públicos vía contratación; la disminución de las donaciones privadas por la crisis económica de las empresas; la disminución de los rendimientos del patrimonio para aquellas organizaciones que habían logrado en el pasado crear uno y capitalizar sus excedentes y la tardanza por aprender a formular, presentar y negociar proyectos con las agencias de cooperación. Luis Carlos Bresser y Nuria Cunill señalan las implicaciones de la búsqueda impaciente de la sostenibilidad:

“En la medida en que no se trata de entes auto sustentados, uno de los principales desafíos estriba en conciliar sus funciones de promoción de la autoorganización social con sus funciones de carácter más empresarial. En tal sentido resulta clave contrarrestar la tendencia a la mercantilización y la burocratización, de modo de preservarlas como integrantes de lo público no estatal y, sobre todo, posibilitar que actúen como catalizadoras y promotoras de la ampliación del espacio público, a través del empoderamiento de los sectores más vulnerables. El mismo problema aparece en el caso de las fundaciones de servicio público, que enfrentan siempre los riesgos de la privatización y de feudalización”.[2]

En el mismo sentido se expresa Edgardo Lander:

“La experiencia de las llamadas ONG demuestra que los problemas de privatización de lo público no son asuntos que se refieren exclusivamente a Estado. Está abundantemente documentado que muchas organizaciones no gubernamentales, incluso de origen popular, pueden no sólo burocratizarse, sino, igualmente comenzar a organizar su actividad de obtención de recursos y de dotación de servicios en términos prioritariamente auto referentes. La auto justificación, sobrevivencia, pago de personal y crecimiento de la propia organización, se convierte, en esos casos, en el objetivo que orienta en lo fundamental su acción”.[3]

Si en el pasado el qué hacer institucional de las, en ese entonces, denominadas entidades sin ánimo de lucro no era cuestionado por el Estado, la empresa privada y los beneficiarios, con el advenimiento de la gerencia social surgieron fuertes críticas a sus particulares formas de organización, ejercicio de la autoridad, eficiencia administrativa y resultados de sus pro-gramas en la población. La crítica del Estado se dirige a la intención deslegitimadora de su acción por parte de ONG contestatarias en los sectores populares; a ver en él la “vaca lechera” de obtención de recursos para la sostenibilidad; y a la dificultad de establecer interlocución directa con un sector excesivamente fragmentado y atomizado. Las críticas del Sector Empresarial están dirigidas a reclamar de las ONG mayor eficiencia y eficacia en el uso de los recursos económicos donados para proyectos y programas de desarrollo social; también, a rechazar “el discurso izquierdista de los Derechos Humanos” de las ONG. La proliferación de ONG y la falta de una organización gremial con más fuerza y reconocimiento político y social han contribuido a que la opinión pública y otros actores sociales cuestionen el que hacer de las ONG. En palabras de Eduardo Bustelo G.:

“Sin pretender invalidar el compromiso y la actuación de las ONG debe tenerse en cuenta, no obstante, que la relación de autoridad “caudillo-patrón” también se expresa frecuentemente en su sentido patrimonial y vertical en las organizaciones de la Sociedad Civil. Esta es “mi” ONG, este es “mi” tema, estos son “mis pacientes”, este es “mi proyecto”; etc, pueden ser ejemplos de la apropiación patrimonial de espacios institucionales, grupales o de temas. Así mismo, puede observarse en muchas ONG, la dependencia unipersonal en un líder interno o “tutor” externo, la escasa o casi nula capacidad para renovar sus autoridades que parecen quedar “dueñas” a perpetuidad de espacios de actuación y los casi inexistentes mecanismos democráticos de elección y de participación. Frecuentemente es también observable la implementación de formas de intervención autoritarias de proyectos sin la promoción ciudadana, en donde los “propietarios - sujeto” de una propuesta definen sobre los “objetos de intervención” el tratamiento social “adecuado”. No menos importante es el “purismo conceptual” o “ética de la exclusión” con la que muchas ONG se manejan, lo que se traduce en la creencia de que un determinado enfoque o metodología de trabajo son los únicos y mejores así como, en la convicción de que cada uno expresa una modalidad prístina, transparente y éticamente definitiva en el trabajo por los demás lo que por definición, excluye otras formas importantes de compromiso social”.[4]

Otra crítica, menos conocida al exterior de las ONG pero no por ello menos grave, es la práctica de un concepto restringido del bienestar y la solidaridad, estas tienen validez si se realizan en los grupos objetivos, en los “clientes externos”, más no se aplican con igual medida si se trata de mejorar las condiciones de trabajo y la calidad de vida de los empleados, de los “clientes internos”. En la mayoría de las ONG, especialmente en las de menor tamaño, no existen políticas de bienestar laboral y social para los empleados y sus familias fuera de lo estrictamente legal. No hay posibilidades de préstamos para vivienda o calamidad doméstica, de subsidios educativos para la familia, de seguros colectivos de vida y amparos adicionales por enfermedad, accidente o muerte. La precariedad institucional y la incierta sostenibilidad impiden la estabilidad laboral y la contratación a término indefinido de la mayoría del personal. La “cultura de los proyectos” hace imposible garantizar la continuidad de un recurso humano cualificado y con experiencia al cual se le pide dar muestra de la misma mística y capacidad de entrega de entrega de los más entusiastas voluntarios. No cabe duda que este tipo de ONG enfrenta un cuestionamiento ético entre la misión y los principios institucionales hacia la sociedad y sus deberes de promoción de los satisfactores del personal a su servicio.

Es válido también los reparos que los otros sectores hacen frente a la necesidad de superar la atomización de las ONG: Escribe la socióloga Lucía Tarazona de Niño:

“(...) La política de formación de consorcios que ha iniciado la Confederación Colombiana de ONG es vital, así como la constitución de redes sólidas. A veces el exceso de protagonismo o la intolerancia y radicalismo que impiden el trabajo en equipo inducen a una proliferación de ONG que son muy limitadas en sus recursos, capacidad de acción, y que conllevan costos fijos muy altos y pocas probabilidades de consolidación. Hay que trabajar con ahínco en el diseño y desarrollo de ONG buscando llegar a constituir organizaciones eficientes, que trabajen en escalas de operación competitivas para ser opción frente a los servicios estatales y las empresas privadas de lucro. De otro lado, sólo con organizaciones que sobrepasan las fronteras de la supervivencia es posible plantearse el insertarse en redes de transferencia de tecnología dura y blanda de modo que se puedan ofrecer servicios de calidad y especialización dinámicos. La atomización también impide una contribución significativa del sector fundacional a la solución de cualquier problema de importancia social, pues no logra constituir una masa crítica que genere impacto social”.[5]

Otra crítica reiterativa a las ONG es la dificultad de concebir y realizar programas de amplia cobertura poblacional y geográfica debido a que circunscriben su acción, de manera preferente, a los ámbitos micro y de localidad. Esta circunstancia, unida al predominio de los enfoques sectoriales e institucionales de abordar las problemáticas, refuerza la fragmentación e impiden la adopción de una visión más integral de la realidad social. Aunque se ha avanzado, hace falta seguir propiciando el trabajo interinstitucional e intersectorial no solo entre las mismas ONG sino con otras organizaciones y sectores; implica dejar protagonismos, celos institucionales, actitudes mesiánicas, trabajo en equipo, acercamientos personales de directivos y funcionarios, elaboración conjunta de proyectos donde se reconozcan las fortalezas y de la sinergia de la complementariedad. En este sentido, el Estado y las agencias de cooperación pueden presionar el cambio al dar prelación a los proyectos formulados en uniones temporales, alianzas y consorcios que movilicen más recursos y comprometan más actores sociales.

La participación social de las ONG en los asuntos públicos ha demandado que éstas den cuenta de sus acciones y resultados, con transparencia, a la opinión pública para obtener credibilidad y confiabilidad de los demás actores. No todas las ONG se muestran interesadas en obtener visibilidad y reconocimiento, distinto a protagonismo, un gran número mantienen la política tradicional del bajo perfil y de proporcionar escasa información a la sociedad de sus actividades.

En cuanto al papel que asumen las ONG con relación al Estado colombiano se evidencian cuatro tendencias:



a.    Negación del Estado

Es un grupo minoritario de ONG que se resiste a considerar la dimensión pública de su misión institucional; generalmente son organizaciones de enfoque asistencial y de beneficencia, de larga tradición, con autosuficiencia patrimonial y financiera. No mantienen, ni están interesadas en tener relaciones contractuales con el Estado en participar en escenarios públicos o en redes sociales; su interés es el de prestar servicios a la comunidad de acuerdo a sus principios fundacionales y filantrópicos. Son ONG refractarias al cambio interno y a las demandas externas.

b.   Confrontación civil con el Estado.

Son aquellas ONG que se niegan a entrar en relaciones de contratación con el Estado para poder ejercer funciones de crítica y veeduría a la gestión pública. Son ONG donde prima la formación política de sus miembros y se hace explícito su alinderamiento en la llamada izquierda democrática. Están contra el empleo de la violencia y propugnan por una salida negociada al conflicto armado. Su acción institucional se centra en la formación de ciudadanía y de derechos humanos.  Dependen de la cooperación internacional para su financiamiento.

c.    Colaboración funcional con el Estado.

Otro grupo de ONG tomó partido por las nuevas oportunidades que abrió la Constitución de 1991 y la Ley 080 de 1993. Estas ONG se caracterizan por la prestación de servicios a grupos vulnerables como niños, jóvenes, ancianos, mujeres jefes de familia, indigentes, presos, damnificados por desastres naturales, familias desplazadas, indigentes, y pacientes terminales, entre otros. En su afán de obtener recursos oficiales para su sostenibilidad renuncian a ser y a desarrollar un modelo alternativo de desarrollo social, convirtiéndose en meros ejecutores de los programas formulados por la política gubernamental de turno. Son ONG solícitas de las directrices oficiales que no sólo costean barato sus servicios sino que, además, los cofinancian con recursos propios o ajenos. De ahí el apelativo de organizaciones neogubernamentales. Muchas dependen de un solo contrato anual como aquellas que están vinculadas al Instituto de Bienestar Familiar o a una Caja de Compensación Familiar; situación que agrava su debilidad institucional e impide su autonomía. Estas ONG no están interesadas en polemizar con el Estado, ni en construir un discurso propio de lo social, de la participación y o de la construcción de lo público democrático. Su preocupación es cumplir con la misión institucional y asegurar recursos para su sobrevivencia así sea a costa de “privatizar lo público”.

La colaboración funcional con el Estado tiene el riesgo para las ONG que siguen esta tendencia de ser vistas por la sociedad como un sustituto del mismo Estado. Son las que “llenan un vacio”, las que hacen lo que el Estado no quiere o puede hacer. Al actuar de esta manera deslegitiman al Estado y minan la confianza de la ciudadanía en sus instituciones públicas.

d.   Negociación y cogestión con el Estado.

Un tercer grupo, más reciente, de ONG trata de articular la prestación de servicios y la producción de bienes sociales con la construcción de un pensamiento gremial de fortalecimiento a la Sociedad Civil, de promoción y acompañamiento a los sectores populares y organizaciones comunitarias así como la ejecución de proyectos de desarrollo local, regional y ambiental. Quieren ser no sólo un poder social sino, también político y para ello pretenden ser reconocidos por los otros sectores y organizaciones como actores sociales. Escribe Jorge Bernal:

“El primer paso a dar por las ONG de desarrollo social es rescatar y asumir su lugar y su papel como un actor más en el desarrollo económico, político y cultural del país. Que junto con las propuestas y acciones del Estado, de los partidos políticos, y de las organizaciones populares, pueden estar y efectivamente estén las propuestas y acciones de las ONG. Que su opción por las mayorías marginadas del desarrollo económico y social, no vaya hasta negar sus propios postulados, sus iniciativas, sus acciones que por lo demás no siempre coinciden, por lo menos inmediatamente, con las de las mayorías. Que sus mayores relaciones con las organizaciones populares no impidan que se establezcan convenios más o menos estrechos y permanentes con el Estado y/o los partidos políticos. Las ONG tienen que tener un proyecto social y político alternativo para no caer en una actividad básicamente asistencialista, de reemplazo del Estado en sus funciones sociales”.[6]

Las ONG tienen un lugar específico, propio y reconocido en la Sociedad Civil. Eso no se discute. Lo que es polémico y fuente de controversia es el desempeño de su rol como actor social. La investigadora social Ingrid Bolívar pone el dedo en la llaga sobre este asunto:

“Hay una discusión que por lo “vieja” y, en algún sentido, portadora de un “tufillo marxista o popular” suele aparecer disfrazada o tal vez esconderse en los distintos encuentros de actores sociales. La discusión a la que se hace referencia es aquella que se pregunta si las ONG son solo promotoras, organizaciones al servicio de otros, por y para ellos, o si también pueden ser actores, tener su propio proyecto, su programa, su plan particular del que otros participan, pero que les reconoce cierta especificidad y autonomía. (...) Se trata pues de pensar ¿Cómo se imagina la ONG a sí misma? ¿En que espacios se concede autonomía relativa, especificidad social y política? ¿En cuales por el contrario, esa ONG se representa atada a los intereses de otras organizaciones llamadas a darle sentido, identidad, misión? ¿Qué imagen de la sociedad se esconde detrás de las constantes alusiones de las ONG a “los pobres”, “los marginados”, “los excluidos”? ¿Qué representación particular construye cada ONG de esos sectores y cómo desde allí un tipo particular de intervención y acción social”?[7]

La discusión permanece abierta en las ONG que quieren afirmarse y desempeñarse en los espacios públicos como actores sociales; discusión que compromete, en el buen sentido, una adscripción política, ideológica y programática determinada. La propuesta de transformación de las ONG en actores sociales esta contenida en el Acuerdo Programático para construir la Paz, formulado por la Confederación Colombiana de ONG. En dicho acuerdo se hace énfasis en la importancia que ellas tienen en la convivencia democrática, en la construcción de ciudadanía, de lo público y de los bienes colectivos; sobre este ultimo punto dice el acuerdo:

“(...) Lo público es el lugar en donde la equidad se hace posible. A mayor producción de bienes colectivos y públicos, mayor equidad. Para producir bienes públicos se requiere de un saber que es necesario construir y desarrollar; se requiere aprender a trabajar colectivamente. En este aprendizaje, las ONG y las redes de ONG juegan un papel fundamental”.[8]

En el texto, ya citado, ¿Qué terminaremos siendo? Escenarios presentes y futuros para las ONG, Rubén Fernández, ve a las ONG, en cuanto actores sociales, como promotoras del ejercicio de una ciudadanía plena:

“Y una tercera posibilidad[9] tiene que ver con asumirse, desde la misión institucional, como grupos humanos que canalizan lo mejor de las energías sociales en torno al ejercicio de una ciudadanía plena y respon-sable, en canalizadores de la solidaridad para con otros necesitados y en activos promotores de la vida cívica y defensores del bien común.

Ante el hecho histórico de que la desigualdad es una condición social y política presente en toda la historia, es pensable que una parte de las organizaciones no gubernamentales sigan dedicando sus esfuerzos a ayudar a personas que se encuentran en situaciones de carencia y cuya pobreza se constituye en un reto común. En general los excluidos de la sociedad, moverán mentes y corazones solidarios y precisarán de ONG para canalizar esta vocación.

En este punto caben dos maneras bien distintas de entender esta actividad: el simple y llano paternalismo o la solidaridad. Ambas tendrán su lugar aunque el primero, cada vez más marginal y cuestionado tenderá a quedar reducido a cuestiones puntuales.

En el segundo caso, será fundamental la explicitación del interés por ayudar a remover causas estructurales que dan origen a la exclusión que los ocupa. Esto implica dotarse, además, de instrumentos idóneos para atender a las personas en situación de exclusión, de herramientas para el análisis y la promoción del debate público, que significa que las ONG deberán tomarse en serio su propia ciudadanía política.

Pero además estarán en el menú, la educación ciudadana, las actividades de control ciudadano como las veedurías a la gestión de los gobernantes, las ligas de consumidores y usuarios, los grupos de presión para la elaboración de políticas públicas o la defensa del medio ambiente.

El ejercicio de alianzas, coaliciones, consorcios y todo tipo de relacionamientos estables, serán una necesidad en este escenario, buscando precisamente La eficacia de la acción.

En los tres casos, el voluntariado y la generosidad seguirán como una fuerza enorme a movilizar y como principal capital de las ONG. Sin embargo esto deberá armonizarse con la existencia de equipos profesionales de trabajo de altas calidades que se constituyen en el soporte técnico y operativo de la misión”.[10]

Al igual que la Sociedad Civil, las ONG no pueden concebirse sin relación, de inclusión o de exclusión, con el Estado. Su mismo nombre, su equívoca denominación, su identidad se define por lo que no es o quiere ser: no gubernamental. Es, en verdad, un término desafortunado pero que, para bien o para mal, ha hecho carrera y se ha posicionado en la opinión pública. Como fenómeno social seguirá creciendo numéricamente y aumentando su diversidad en la medida en que la pobrezas y las exclusiones de todo tipo lo sigan haciendo también. No hay duda que ellas fructifican mejor en un Estado democrático y que éste se fortalece con la movilización de recursos y sus aportes al desarrollo social de la población. Sin embargo hay conciencia en el gremio de que el exceso de responsabilidad cívica por atender necesidades y carencias no puede llegar a sustituir las responsabilidades sociales inherentes al Estado.

La tendencia de negar al Estado y de no entablar con el ningún tipo de relación de trabajo no es viable de sostener en el futuro ya que la complejidad de lo social hace inocuo cualquier esfuerzo aislado o “granito de arena” de contribución a una problemática particular; además, las incertidumbres de un entorno cambiante hacen muy difícil mantener las condiciones de autosuficiencia institucional que posibiliten la acción social aislada.

La tendencia de colaboración funcional con el Estado presenta riesgos de desnaturalización para las ONG que la asuman, tales como el clientelismo, la cooptación política, la dependencia asistencial y la “privatización de lo público”, lo que Eduardo Bustelo denomina “el abrazo mortal”; además inhibe la iniciativa, la creación colectiva y original de soluciones a las problemáticas sociales y “burocratiza” la gestión gerencial y social de la ONG.

La tendencia a constituirse en actores sociales es la más promisoria y enriquecedora de las tres, implica un proceso interno de reflexión en el pensamiento y la acción, un cambio cualitativo en definir el rol con los pares, con el Estado y la Sociedad Civil; también implica riesgos como la excesiva ideologización y politización de las personas y de la estructura social o el señalamiento y discriminación de otros actores sociales. Implica, además, el riesgo de querer comportarse como Estado. En palabras de Daniel Pecaut:

“Las ONG se comportan como Estado cuando pretenden intervenir directamente como si fuesen un poder con el mismo tipo de representatividad que el gobierno. Lo hacen cuando, por ejemplo, se meten directamente en el proceso cotidiano de negociaciones de paz con las guerrillas... El riesgo, mientras tanto, es que contribuyen a una desinstitucionalización mayor, quitándole al Estado lo que queda de autoridad. El desafío de cada una de ellas es actuar al mismo tiempo, buscando facilitar la expresión de la gente y ayudando a la reconstrucción institucional. No basta intervenir a nombre de sus propios valores sino en función del proyecto de construcción de una democracia moderna”.[11]

Ilustración 2



 ¿Qué ganan las ONG que le apuestan a convertirse en actores sociales? Autoestima institucional, visión global, visibilidad, reconocimiento de otros sectores y capacidad de negociación y de cogestión con el Estado, en la formulación de políticas y en la ejecución de proyectos y programas sociales. ¿Qué se requiere? Valor para tomar la decisión, apertura mental, liderazgo, fortalecimiento institucional, apoyo gremial, trabajo en red, profesionalización del personal, compromiso y mostrar eficiencia e impacto en los resultados. Si las ONG se asumen y actúan como gremio en la defensa de sus intereses, que no pueden ser otros que la procura del bienestar y los derechos humanos de las personas a quienes manifiestan promover y servir, habrán afianzado su papel en la Sociedad Civil y reencontrado su autentica razón de ser


[1] “Una organización es sostenible cuando en una situación determinada existe una capacidad duradera para movilizar recursos suficientes (personal, tecnología, información y finanzas) para asignarlos a la prestación de un conjunto de servicios que se juzgan convenientes por su solicitud y utilización”. Corporación PAISAJOVEN. Documento interno. 1998. La sostenibilidad es diferente de la autosuficiencia, pues ésta conduce al aislamiento y al protagonismo institucional.
[2] Entre el Estado y el mercado. Luis Carlos Bresser Pereira, Nuria Cunilll Grau. Paidóis. Buenos Aires. Argentina. Pág: 5º. 1998.
[3] Límites actuales del potencial democratizador en la esfera pública no estatal. En lo público no estatal en la reforma del Estado. Paidós. Buenos Aires. 1998. Pág: 467.
[4] El abrazo: Reflexiones sobre las relaciones entre el Estado y los organismos no gubernamentales. Op. Cit: Pág: 68.
[5] Liderazgo de las organizaciones no gubernamentales en la Colombia en crisis. En: La gerencia social como desafío para el desarrollo. Memorias. Seminario Internacional. Universidad de la Salle. Bogotá. 1996. Pág: 153 y 154.
[6] Las ONG colombianas en el umbral de una nueva época. Jorge Bernal. Revista Foro No. 17 . Bogotá, 1992. Pág: 82
[7] El papel de las ONG en el fortalecimiento de la Sociedad Civil: La construcción de lo público. Documento. 1999. Pág: 4
[8] Acuerdo Programático para construir la Paz. Confederación Colombiana de ONG. Bogotá. 2001. Pág: 25
[9] Las otras dos posibilidades enunciadas por el autor son: oficinas especializadas presta-doras de servicios sociales, y, canalizadores de intereses comunes específicos.
[10] Op. Cit. Pág: 10
[11] Las ONG parecen el Estado. Daniel Pecaut. Entrevista. El Quinto poder. Informe especial. OP. CIT. Pág: 42





[1] La Federación Antioqueña de ONG define, estatutariamente, a sus afiliadas como: “Las personas jurídicas de carácter privado o de participación mixta sin ánimo de lucro, con actividades relacionadas con procesos de desarrollo, tales como la generación de conocimiento, la prestación de servicios que respondan a la satisfacción de necesidades humanas fundamentales, la investigación y la aplicación de estrategias alternativas de desarrollo que promuevan la transformación social”. Desde el punto de vista jurídico la legislación colombiana no reconoce el término ONG sino el de entidades sin ánimo de lucro y las clasifica como fundaciones, corporaciones y asociaciones. Las fundaciones son declaradas de utilidad común y se caracterizan por la destinación de un patrimonio o voluntad testamentaria para el cumplimiento de un objeto social. Pueden ser creadas y administradas por una sola persona. Las corporaciones y asociaciones requieren la voluntad de al menos dos personas que concurren con su conocimiento, aportes y trabajo al desarrollo de un objetivo social. El término ONG, en Colombia, tiene una connotación sociológica y no legal.
[2] ¿Qué terminaremos siendo? Escenarios presentes y futuros de las ONG. Rubén Fernández Andrade. Ponencia presentada en el Encuentro Nacional de ONG: Convergencia entre lo publico y lo privado. PROCALI. Cali. 1999. Pág: 1.
[3] Bernardo Toro: Zar de las ONG colombianas. Entrevista. Revista la Hoja. Medellín. Febrero del 2002. Pág: 5.
[4] Acerca de la naturaleza y evolución de los organismos no gubernamentales(ONG), Fundación Social. Bogotá. 1992. Pág: 20
[5] Directorio guía de entidades sin ánimo de lucro: 2000 – 2002. Duodécima edición. Fundación Codesarrollo. Pág. XVIII. Medellín, 2000.
[6] Una investigación realizada en 12 países, por la Universidad de Johns Hopkins, en 1995, encontró que las ONG son grandes generadoras de empleo: En Estados Unidos emplean 7 millones de personas; en Japón 1.4 millones y cerca de un millón en Alemania, Francia e Inglaterra. Citado en: Foro Social. Edición Nº 2 diciembre – enero, 1995. FES. Cali
[7] El Tercer Sector en Colombia: Evolución, dimensión y tendencias. Confederación Colombiana de ONG. Rodrigo Villar. Común Presencia Editores. Bogotá. Pág. 109-110. 2001
[8] Entiéndase por derechos humanos no sólo los individuales, llamados de primera generación, sino, además, los sociales, económicos y culturales, o sea los de segunda y tercera generación.
[9] Acerca de la naturaleza y evolución de los organismos no gubernamentales (ONG) en Colombia. Pág. 33

[10] Para un mayor conocimiento del origen y desarrollo de las ONG Véase: El Sector social en Colombia. OP.CIT. Capítulo 1. Paginas 23 –93.
[11] La existencia de ONG internacionales de Derechos Humanos y la agudización del conflicto interno colombiano han polarizado el conocimiento y la actitud del Estado y la sociedad ante la posición política de las ONG nacionales. La representación social que la Opinión Pública tiene de ellas es cruzada y ambivalente. Unos sectores las asocian con las acciones de las guerrillas y otros con los intereses de los paramilitares. La generalización indiscriminada ha conllevado a la desinformación y la estigmatización del que hacer de las ONG en el medio, lo cual ha implicado el retiro de muchas organizaciones de las zonas del conflicto armado por amenazas y falta de garantía para su trabajo. La Confederación Colombiana de ONG, mediante sus federaciones regionales, ha hecho reiterados pronunciamientos públicos acerca de la misión, naturaleza y actuación de las ONG agremiadas y de su posición pacifista y democrática ante el Estado y los actores armados.
[12] Confederación Colombiana de Organizaciones no Gubernamentales. Bogotá. 1998. Documento.

lunes, abril 18, 2011

INFORME FINAL DE GESTIÓN DEL CONSEJO DIRECTIVO DE LA FEDERACIÓN ANTIOQUEÑA DE ONG A LA ASAMBLEA GENERAL
PERÍODO 2009 – 2011

A la Asamblea General del 2011 le corresponde elegir un nuevo Consejo Directivo para el período 2011 – 2013. Como presidente, y en nombre del Consejo saliente, es mi deber dar cuenta de los principales logros y asuntos aun no culminados de esta gestión. En el marco de la IV Rendición Social Pública de Cuentas realizada en junio del 2009, el Consejo y la Dirección Ejecutiva nos comprometimos, ante ustedes, a trabajar juntos en las siguientes tareas; ellas fueron:

• Crear más conciencia gremial, asociatividad y sentido de pertenencia.
• Impulsar el fortalecimiento institucional: en este tema consideramos importante incluir tres aspectos: ampliar la base gremial y asegurar la sostenibilidad económica, mejorar el desempeño de las juntas Directivas y propender por la gobernabilidad democrática de las organizaciones; fomentar el bienestar de nuestros empleados y sus familias.
• Avanzar en una Federación más antioqueña e incluyente.
• Mejorar la contratación con el Estado, la normatividad y lo tributario.
• Combatir los estigmas, persistir en la rendición de cuentas y la transparencia.
• Mantener el pluralismo, la representación y la incidencia política.
• Apoyar las mesas de trabajo

LOGROS:

El informe de gestión de la Dirección Ejecutiva da cuenta detallada de las tareas, en este informe me referiré a algunas de ellas.

RENDICIÓN DE CUENTAS: La Federación sigue ejerciendo el liderazgo en la Rendición Social Pública de Cuentas en el país. Ha sido invitada a contar su experiencia en distintas geografías nacionales e internacionales. El número de organizaciones federadas que rinden cuentas cada año es creciente y se espera que el 100% la lleven a cabo. No vemos argumentos válidos para excusarse de hacerla. El consolidado regional y nacional de ONG que rinden cuentas también ha aumentado. Cada vez, con más frecuencia, entidades del sector público piden certificaciones de afiliación y en las mismas se hace constar que la organización también rinde cuentas.

Los espacios de representación no solo se mantienen sino que, además, la Federación participa en la formulación de las POLÍTICAS PÚBLICAS SECTORIALES EN EL MUNICIPIO DE MEDELLÍN: de adulto mayor, discapacidad, familia, infancia, cooperación internacional y fortalecimiento de organizaciones sociales. Es de destacar el papel de la Federación en la Confederación Colombiana de ONG y en la Veeduría Ciudadana al Plan de Desarrollo de Medellín, en los cuales ejerce la presidencia y aporta lineamientos. Resalto el alto reconocimiento que la Veeduría tiene como bien público no estatal. Medellín es la única ciudad del país que desde 1995 cuenta con una Veeduría independiente, financiada con los aportes, heroicos, de 14 ONG, 9 de ellas federadas, que constituyen un capital social y de conocimiento puesto al servicio de los intereses colectivos y en defensa de la transparencia de la gestión pública.

POLÍTICA PÚBLICA DE FORTALECIMIENTO: A partir de la propuesta de constitución de una Mesa de Entendimiento, entre la Alcaldía de Medellín y la Federación, se desataron dos temas de crucial importancia para el sector social. El primero está relacionado con la construcción y formulación de la Política Pública de Fortalecimiento de Organizaciones Sociales de Medellín, tarea que se realizó gracias a la insistencia y perseverancia de la Federación y que luego dio lugar a que se ampliara el escenario de actores sociales para el abordaje como lo fueron el Comité Intergremial de Antioquia, Asencultura, Confecoop, Corporación Región, Alianza Focus, la Alcaldía de Medellín y la Federación. El segundo tema está relacionado con la CONFEDERACION COLOMBIANA DE ONG CCONG: A partir de lo anterior y por la responsabilidad que nuestro gremio tiene en la Presidencia de la CCONG, se propuso que esta iniciativa se llevará al territorio nacional, y fue así que a partir del foro que se programó en la Universidad del Rosario de Bogotá con los candidatos a la Vicepresidencia de la República, el candidato Angelino Garzón garantizó que de resultar electo esta iniciativa la incluiría en las tareas del nuevo gobierno y así sucedió. Hoy está incluida la formulación de la política pública nacional para el fortalecimiento de las organizaciones sociales en el Plan de desarrollo del Gobierno Nacional. Dicho de otra manera, este logro lo lideró nuestra Federación con la acción coordinada con la CCONG.

MESAS DE TRABAJO: Desde el 2.000 se tomó la decisión de impulsar las mesas de trabajo. Hoy por hoy es el programa más estructurado y coordinado de la federación. Garantiza la más amplia participación. Cada mesa tiene su agenda de trabajo, su plan y proceso de evaluación. Es la mejor posibilidad de encuentro de los profesionales de las organizaciones. Por primera vez en la historia del gremio una mesa, la de Niñez y Familia redactó y presentó, con el apoyo del Consejo, derechos de petición a entidades públicas como el Ministerio de la Protección Social y la Secretaría de Gobierno de Medellín. Se logró la participación activa de la Mesa de Discapacidad para la formulación de la Política Pública para la ciudad de Medellín en este tema. Se conformó la Mesa de Ruralidad y el Grupo de Estudio de Cooperación Internacional. En el 2011 se dará inicio a la de Fundaciones Empresariales y a la de Equidad de Género. Agradecemos el apoyo financiero de la Fundación Fraternidad Medellín que hace posible que tengamos un profesional coordinador permanente de las mesas de trabajo.

EL ENCUENTRO ANUAL DE LAS ONG es otro espacio ganado por la Federación que posibilita reafirmar el sentido de gremio y la construcción y socialización de conocimiento entre los federados y no federados. Ha contado con el apoyo económico de la Alcaldía de Medellín, Bancamía, y las Empresas Públicas de Medellín. A la fecha se han llevado a cabo 5 encuentros.
El Consejo revisó el Plan Estratégico formulado por el Consejo Anterior y efectuó ajustes y seguimiento al mismo.

EN ALIANZA CON MICROSOFT. Realizamos la feria de la tecnología, la cual permitió que las ONG interesadas obtuvieran de esta firma licencias gratuitas, las cuales, según reporte generaron ahorros por trescientos millones de pesos ($ 300.000.000).

FONDO DE EMPLEADOS DE LAS ONG – FEDONG: Procurando el bienestar de los empleados y las familias del personal a término indefinido de la Federación se obtuvo la afiliación de estos al Fondo de Empleados de las ONG - FEDONG, lo mismo que la suscripción de un seguro de vida colectivo pagado por la Federación. El objetivo de FEDONG es estimular la cultura del ahorro a largo plazo y el acceso fácil y oportuno al crédito.

DIPLOMATURA EN DIRECCIÓN INTEGRAL DE ONG: Un logro significativo es el diseño y realización del Diplomado de Dirección Integral de ONG cuya primera cohorte inició en febrero de 2011 y la segunda en mayo de este año. El diplomado pretende ser la escuela de formación de nuestros presentes y futuros directivos; tiene el aval académico de la Universidad Pontificia Bolivariana y vinculó a varios directivos de ONG como docentes. Para su mejor coordinación y proyección se creó la unidad de pensamiento en la Federación.

Se avanza, también, en la investigación de indicadores no convencionales en convenio con la Universidad de Antioquia, con la prueba piloto en tres ONG federadas, bajo la dirección de la profesora María Cecilia Múnera López.

No puede subestimarse el logro en materia de cooperación internacional al desarrollo, pues la Federación hace parte de la Red Antioqueña de Cooperación Internacional, que está conformada por la Gobernación de Antioquia, la Alcaldía de Medellín, la Universidad de Antioquia, Comfama y Comfenalco.

LOGROS POR ALCANZAR A PLENITUD

LA AMPLIACIÓN DE LA BASE GREMIAL: ha sido una meta de gestión. En la asamblea del año pasado se determinó, por unanimidad, que todos los agremiados participarían en la tarea de ampliación gremial y que para ello se hacía necesario que la Federación diseñara una buena campaña al respecto. Pues bien, la tarea por parte del equipo de la Federación se hizo y prueba de ello son las numerosas felicitaciones que se recibieron por la campaña emitida; sin embargo solo dos ONG, la Fundación Solidaria la Visitación y la Fundación Bienestar Humano motivaron la afiliación de algunas ONG. Lo normal es que las ONG que solicitan afiliación lo hagan por iniciativa propia. En el momento tenemos 123 ONG federadas, siendo 130 el número más alto conseguido. Se estima que en el departamento de Antioquia hay constituidas alrededor de 11.000 ONG. ¿Por qué tan bajo el porcentaje de ONG federadas? ¿Falta conciencia de agremiación? ¿Es la cuota de sostenimiento un factor restrictivo en la toma de decisión? Hay que seguir procurando, por todos los medios posibles, incrementar la base gremial no solo por razones económicas sino, además, por razones de representación y legitimidad.

En el mandato de avanzar en UNA FEDERACIÓN MÁS ANTIOQUEÑA E INCLUYENTE los resultados no son los mejores. Seguimos concentrando el trabajo, tanto de la Federación como de la mayoría de los agremiados, en los municipios del Valle de Aburrá. Aunque la Federación ha hecho intentos por abrirse a otras subregiones, no logra encontrar la figura operativa y estatutaria que se lo permita, pues no es clara su orientación en esta materia, sobre todo en los aspectos relacionados con su sistema interno de representación, el cual no puede ser delegado en otras organizaciones. Las dos visitas realizadas al Bajo Cauca, en compañía del Comité Intergremial de Antioquia, aún no dan los resultados para adelantar tareas específicas con las organizaciones sociales de esa subregión. La conformación del Grupo de Ruralidad en el 2010, integrado por 10 ONG federadas con presencia y programas en las subregiones es una iniciativa prometedora; también parece serlo la convocatoria conjunta de Proantioquia y la Federación a 37 ONG empresariales y cofinanciadoras para revitalizar el proyecto de la Alianza de Antioquia por la Equidad.

CUMPLIMIENTO EN EL PAGO DE CUOTAS : El 80% de los costos y gastos de funcionamiento de la Federación es cubierto por el pago cumplido de las mensualidades. El recaudo es eficiente y la cartera morosa es casi inexistente. La situación ideal sería que con las cuotas mensuales se cubriera el 100% de los costos y gastos, pero, como ya dijimos, aún no se llega a ese estado. Debido a lo anterior la operación de la Federación arroja un déficit aproximado de $4.000.000 mensuales. Aún pesa en el balance y en el P y G las deudas con la Unión Europea y con Confiar por el préstamo que se pagó por la indemnización de la comunicadora social en el 2009. Los diplomados en curso, los eventos académicos, sin competir con los agremiados, generarán, eso esperamos, los recursos faltantes que darán caja a la Federación, sanearán las deudas y posibilitarán, por fin, dotarla de un patrimonio propio que le permita crecer y apalancarse. En cuanto a una nueva sede, no se concreta por parte del alcalde Alonso Salazar Jaramillo la promesa pública de una casa en comodato. La actual sede es propiedad del grupo SURA, está dada en comodato y hay una promesa de una donación en dinero en el momento que ellos realicen la venta a un tercero.

LA CONTRATACIÓN CON EL ESTADO, LA NORMATIVIDAD JURÍDICA Y LO TRIBUTARIO siempre tendrán que estar en la agenda de la Federación. Con respecto al municipio de Medellín tratamos de conformar y darle vida a la Mesa de Entendimiento en cabeza de los secretarios de Desarrollo Social, Bienestar Social y de las Mujeres. Después de unas reuniones iniciales no fue posible concertar y darle trámite a las distintas sugerencias. No obstante lo anterior, se logró la realización de encuentros entre funcionarios de la Alcaldía y las ONG federadas. Insistimos en la desventaja que los convenios de asociación generan en la situación financiera de las organizaciones por el IVA y la cuantificación monetaria de los aportes.. Quisimos avanzar en la propuesta de crear interventorías sociales con el propósito de que los proyectos de esta naturaleza sean auditados de manera distinta a como se hace con los proyectos de infraestructura u obras físicas. No tuvo eco la propuesta. Lo que sí tuvo eco fue la iniciativa de la política pública de fortalecimiento de organizaciones sociales de Medellín, ya comentada, la cual espera ser aprobada este año por el Concejo Municipal. Las lecciones aprendidas en la Mesa de Entendimiento con el municipio de Medellín indican que los cambios de funcionarios, los aplazamientos de las agendas por múltiples compromisos y la construcción de mutua confianza son factores que pesan en el mantenimiento de la comunicación y la mutua confianza. Es de mencionar el interés creciente del gobierno nacional, por intermedio de la Vicepresidencia, del tema de la autorregulación y el registro único nacional de organizaciones sociales; labor que tiene a cargo la Confederación Colombiana de ONG en Bogotá. La contratación con el Estado implica una doble condición: oportunidad de allegar recursos en la ejecución de programas y proyectos y riesgo de convertirnos en meros operadores, renunciando a la visibilidad y a la incidencia política.
En cuanto a MEJORAR EL DESEMPEÑO DE LA JUNTAS DIRECTIVAS Y PROPENDER POR LA GOBERNABILIDAD DEMOCRÁTICA DE LAS ORGANIZACIONES desde el Consejo y la Dirección Ejecutiva de la Federación encontramos desinterés, apatía y resistencias de los federados a las convocatorias realizadas para tratar el tema. Hubo poca disposición de las entidades a suministrarnos los nombres y correos electrónicos de los miembros de juntas. Es poca o nula la información que llevamos a los miembros de junta de lo que hace la Federación. Ellos y ellas desconocen el que hacer gremial. ¿En cuántos de nuestros boletines institucionales hacemos mención de las actividades de la Federación? Más, sin embargo, logramos realizar una reunión con los miembros de junta de 14 organizaciones donde fue posible entablar un dialogo positivo con ellos. ¿Será que a muchos colegas les asusta el cambio en sus juntas? ¿Prefieren, acaso, mantener el status quo y el poder autocrático en su manejo y no dar paso a la gobernabilidad democrática? Por conocimiento y experiencia propia sé del valor que aporta al cumplimiento de la misión y al fortalecimiento de la organización una junta directiva informada y comprometida. Apreciados colegas, en sus manos y en las de sus presidentes(as) está la de continuar cargando el fardo de unas juntas protocolarias e ineficaces o hacer de ellas un motor de impulso y de generación de valor. Tomen ustedes la decisión…

FEDONG: Si bien el Fondo de Empleados de las ONG, no fue una iniciativa de la Federación quiero aprovechar esta tribuna para comentar algunos aspectos de esta entidad. Hace 6 años Rubby Estela Diáz de Conciudadanía, Carmen Lía Moncada de Región y quien les habla, en nombre de la Fundación Bienestar Humano, con el apoyo irrestricto de nuestras juntas directivas dimos vida jurídica a FEDONG. Con una contribución institucional de $36.000.000, correspondiente a medio salario mínimo legal vigente por empleado asociado, el Fondo cuenta hoy con activos de $ 342.674.965, 163 asociados y 8 ONG. (Además de las fundadoras hacen parte: la Federación Antioqueña de ONG, Comité Privado de Asistencia a la Niñez Pan, Fundación Integrar, Corpindes y Amigos de los Limitados Físicos). A la fecha se han concedido 539 créditos por valor de $743.000.000 sin ningún problema en el recaudo y la cartera. De los 120 fondos de empleados que hay en el departamento de Antioquia FEDONG ocupa el puesto 120 en relación a los activos. Cifras que nos llenan de orgullo y satisfacción. Es cierto que las ONG se deben en primer lugar a sus grupos y comunidades misionales pero no basta con cumplir esta tarea y la legislación laboral; tenemos, además, responsabilidades sociales con nuestros empleados y sus familias. Las escalas salariales son bajas si nos comparamos con otros sectores. No podemos seguir siendo indiferentes sabiendo que los empleados deben recurrir al llamado “pago diario o gota gota”, al cobro de intereses de usura para cubrir créditos de consumo que lesionan el presupuesto familiar. Las denominadas “natilleras” además de ser ilegales no son la solución adecuada. La mayoría de las ONG federadas tienen menos de 15 empleados en nómina. El reducido número no hace viable un fondo para cada organización. FEDONG no es un sueño, es una realidad muy concreta. Los invito a que en pro del bienestar y calidad de vida de sus empleados y familias se vinculen a él.

Y ya para terminar esta presentación unos comentarios finales. En dos períodos no consecutivos, 1995 – 1998 y 2009 – 2011 la Asamblea General y el Consejo Directivo me han llamado a ser su representante y vocero como Presidente del gremio. La evaluación y percepción de mi desempeño queda en la memoria de ustedes. De mi parte puse, siempre de primero los intereses gremiales sobre los institucionales y personales. He sido testigo y actor de los avances y momentos de crisis de la Federación. No imagino un futuro promisorio para el gremio sin la presencia activa de la Federación. La veo ejerciendo y liderando propuestas regionales y nacionales de representación y fortalecimiento, ganando, cada vez más, reconocimiento en todas las instancias del desarrollo humano y social del país. Desearía verla dotada de un patrimonio que hiciera posible pasar de la afugia, del día a día, a su plena sostenibilidad. Quisiera que continuara con el pensamiento pluralista de la diversidad y heterogeneidad del mundo de las ONG; que siga creciendo el número de las ONG afiliadas; que logre más incidencia política, más relacionamiento con el Estado y las comunidades; que las mesas de trabajo sean un espacio que propicie más el trabajo interinstitucional e intersectorial en proyectos concretos; que seamos un referente en la gestión del conocimiento de los temas de intervención social; que se demande de su Consejo y su Dirección Ejecutiva más pronunciamientos públicos frente los problemas y debates nacionales. Reclamo de los federados más sentido de pertenencia, más participación en las actividades y eventos. La gestión institucional que realizamos como directivos de nuestras organizaciones es valiosa pero insuficiente si de lo que se trata es de CONSTRUIR PAÍS, en mayúsculas. Lo gremial no puede ser concebido solo desde las dimensiones de la defensa y representación de intereses. Hablamos que pertenecemos al Sector Social o Tercer Sector pero yo me sigo cuestionando su verdadera existencia. El Estado tiene sus voceros, el sector privado empresarial los suyos. Los medios de comunicación los buscan y les dan micrófono y pantalla. ¿Es suficiente los cálculos de la existencia de miles de organizaciones sociales para afirmar que hay un Tercer Sector en Colombia? ¿Sabemos, a ciencia cierta, cual es la magnitud de los recursos económicos que movilizamos y la participación en el PIB del país? ¿Quiénes son los voceros del Sector Social? ¿Qué dicen y que poder e influencia real ejercen? ¿Disponemos, acaso, de medios de comunicación masivos para influir en la opinión pública ¿Qué papel y alcance tienen las ONG en el denominado Sector Social? En mi modesta opinión falta mucho para construir y consolidar un verdadero y actuante Sector Social. Hay que pasar del “complaciente silencio” o “la algarabía desbordada” a la expresión, gremial y sectorial, con una voz firme y unificada en asuntos tan cruciales como la corrupción, el conflicto armado, la inequidad social, la pobrezas, las políticas públicas, los planes de desarrollo, la convivencia, la seguridad, el medio ambiente. Tenemos que ser más insistentes en el desarrollo del mandato constitucional que tiene el Estado de fortalecer las organizaciones sociales, porque no es una dádiva o una benévola concesión. Sin formación y cultura política, sin participación ciudadana no es posible un país más justo, pacífico y democrático. Siguen vigente los principios propugnados en el Acuerdo Programático por la Paz de la Confederación Antioqueña de ONG, en el 2001 de “orientar las acciones que fortalezcan el Estado Social de Derecho, promuevan la Democracia, defienda los Derechos Humanos, coordinen la construcción de bienes públicos, el trabajo en red y fomenten la alianza con distintos actores del desarrollo”. Invito a los que aun no conocen este documento y a su relectura a quienes alguna vez lo hicieron.
Hoy la Federación Antioqueña de ONG FAONG tiene trazada una clara senda de fortalecimiento y crecimiento. No nos es dado, ni ética ni políticamente, olvidarnos del entorno y de las organizaciones pares y hermanas en otras regiones y en el país mismo. Ser una la única federación fuerte en el país no es un escenario adecuado. Requerimos de otras federaciones regionales fortalecidas y una Confederación Colombiana de ONG, CCONG, más fuerte aún. En lo que podamos poner el hombro para ayudar a este propósito debemos hacerlo, máxime cuando vemos, de manera creciente, como personas y grupos inescrupulosos acuden a la figura de crear entidades sin ánimo de lucro para servir de mampara a oscuros intereses, dejando, en la opinión pública, dudas y sospechas sobre las actividades de nuestro gremio. Para que el Gobierno no termine cortando por lo sano y pagando” justos por pecadores” es prioritario seguir rindiendo cuentas y lograr los objetivos de la autorregulación
Propuse y fue acogida por el Consejo, la Dirección Ejecutiva y la CCONG, la realización en Medellín, en julio de 2011, de un ENCUENTRO NACIONAL DE ONG. Con el tema de la Construcción de Bienes Públicos y la contribución de las ONG, el Encuentro será una oportunidad para la deliberación y los balances. El gremio requiere de estos eventos de proyección nacional para darse a conocer y plantear propuestas. Con el respaldo de la comisión académica auguramos una amplia respuesta a la convocatoria y esperamos que se institucionalice bianualmente. Desde ya están todos y todas muy cordialmente invitados.

En el discurso de los 70 años de la Fundación Bienestar Humano escribía que: “permanencia y cambio son factores clave en la sostenibilidad de una organización. Permanencia de los ideales, de los principios, de las buenas prácticas, de las lecciones aprendidas. Cambio para enderezar el rumbo, para conocer y compartir otras miradas, para emular a los que saben”. Hago extensivo lo anterior a la Federación. Al culminar este período en la presidencia, sin ninguna aspiración reeleccionista y después de seis años de “servicio social obligatorio” doy paso al cambio, al empalme y a la renovación del Consejo. Anhelando, como no, que los logros de la permanencia continúen y que las metas trazadas se cumplan en un futuro cercano. Agradezco a ustedes la confianza otorgada. A los miembros de la junta directiva de la Fundación Bienestar Humano, y el personal a mi cargo, por comprender y aceptar compartir parte de mi tiempo laboral en los asuntos gremiales. A los colegas directores y directoras que me acompañaron con su compromiso, conocimientos y oportunos consejos: A Mery Velandia, vicepresidenta del Consejo y directora del Instituto de Capacitación Los Álamos, Gloria Carvalho del CINDE, Olga Ramírez de la Corporación Vamos Mujer, Rubén Fernandez de la Corporación Región, Oscar Mejía de la Fundación Conconcreto, Raul Montoya de la Biblioteca de Itagüi y Juan Sebastían jaramillo de la Fundación Berta Martínez. Un reconocimiento muy especial a Mauricio Cadavid, director ejecutivo de la Federación y a su equipo por “sudar la camiseta” y estar dispuestos a dar lo mejor en su trabajo por el bien del gremio.

Su servidor,
Luis Julián Salas Rodas
Presidente Consejo Directivo
Federación Antioqueña de ONG, período 2009 – 2010
Medellín, abril 15 de 2011