Un rápido vistazo a
la situación de las ONG y las familias colombianas
Luis Julián Salas Rodas
Sociólogo
Especialista y Magíster en Ciencias Sociales
Magíster en Ciencias de la Educación
Director Ejecutivo de la Fundación Bien Humano
Decíamos
en la presentación del Balance Social del 2012: “En los tiempos que corren hay
un consenso generalizado en el mundo de
las ONG: estamos viviendo tiempos difíciles, tiempos de cambio tanto en el
entorno como de puertas para adentro”. Hoy, año 2015, la situación no se ha
despejado, todo lo contrario, se ha vuelto más compleja. El entorno se ha vuelto cada vez más hostil,
menos habilitante para el desarrollo y funcionamiento de las Organizaciones no
Gubernamentales, en especial las que denominamos de “primer piso”, que son las
que atienden en forma directa a las personas, familias, grupos y comunidades.
Relación con el Estado:
Para
el Estado las ONG solo existen como “operadoras contratistas”, así las
denomina, cuya único objeto es ejecutar programas y proyectos oficiales, presupuestos,
suministrar bienes, servicios, elaborar listas de asistencia y presentar
informes detallados a los interventores. Para la obtención de los recursos
públicos las ONG se deben someter a licitaciones que ponen en riesgo la
situación financiera, a convenios de asociación que demandan contrapartidas en
dinero, a criterios de desempate donde lo decisivo es quien ofrezca la mayor
contrapartida, al no reconocimiento de la trayectoria y experticia, a comenzar
siempre de cero, a la competencia desigual con universidades y cajas de
compensación, a tener que dar la cara a las comunidades ante la falta de pago
oportuno del ente gubernamental, a realizar alianzas con organizaciones que,
sin tener conocimiento del objeto, solo aportan patrimonio y liquidez, y, lo
más grave de todo: a firmar contratos laborales precarios y mal pagos a los
empleados que ejecutan los proyectos gubernamentales.
Y
en el activismo desesperado por la búsqueda y consecución de contratos nos
hemos olvidado de asuntos tan
importantes como la gestión del conocimiento, de la evaluación, de la gestión
humana, de los riesgos sicosociales de los equipos profesionales y del bienestar laboral al interior de
nuestras organizaciones. Como decían
antaño los mayores: nos hemos convertido en “farol
de la calle, y oscuridad de la casa”.
La paradoja absurda de todo esto es que para cumplir con los fines nobles de la
solidaridad debemos acudir a los medios despiadados de la competencia y el
mercado.
Y
el estado de cosas descrito se agrava a al no contar con un gremio fuerte en lo
nacional, lo regional y lo local. Pocas
organizaciones, de las miles y miles que están reportadas, están afiliadas, son
conscientes y activas de la importancia de reunirse, de tener una voz
colectiva, de demandar del Estado el mandato constitucional de reconocer y
fortalecer la gestión de las organizaciones sociales. No ha sido posible que el Estado central, que
el departamento de Antioquia y el municipio de Medellín legislen y establezcan
una política real de apoyo y fortalecimiento no solo a las ONG sino a todas las
organizaciones de la sociedad civil. Como tampoco ha sido posible establecer tanto con la Alcaldía de
Medellín como con la Gobernación de
Antioquia una Mesa Permanente de Entendimiento.
Para el Estado contratista son iguales una empresa de obras civiles que
una organización social, teniendo ventaja la primera por cuanto el Estado no le exige contrapartida y le
reconoce, sin justificaciones, el justo derecho a percibir una utilidad.
Otro
aspecto del entorno no habilitante en el cual las ONG desarrollamos nuestra
gestión es la percepción, parcialmente cierta, que tiene el Estado del abuso de
la figura de entidades sin ánimo de lucro para crear fundaciones, de origen
personal, familiar y empresarial, que tienen como fin evadir impuestos y
hacerle trampas al fisco:
“El
Ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, anunció que el Gobierno Nacional
presentará el 20 de Julio de 2015 un proyecto de ley que busca “poner en
cintura” a las entidades sin ánimo de lucro ESAL que utilizan esa figura para
evadir impuestos”.
“El
estimado que existe es que ese sector sin ánimo de lucro recibe ingresos
anuales por $130 billones y paga impuestos por $200 mil millones, esa es una
tarifa del 0.15%.”, afirmó al concluir su intervención en las Comisiones
Económicas Conjuntas del Congreso de la República. (Revista Dinero: 11/12/2014)
Y lo que dice el señor Ministro es cierto. A
falta de una política de auto regulación y de una acción limitada de
inspección, control, vigilancia y sanción sobre los miles y miles de ESAL en el
país, el Estado se ve obligado a tomar medidas extremas donde, como siempre
ocurre, pagaran justos por pecadores, a pesar que el Ministro ha expresado que “se mantendrán las que hacen bien su
trabajo”. Ya está nombrada una
comisión de notables expertos para que estudien y recomienden un proyecto de reforma
al régimen tributario especial de las entidades sin ánimo de lucro que hasta la
fecha nos rige. ¿Y que pueden recomendar
estos notables? Pueden recomendar, por ejemplo, la creación de una
Superintendencia de Entidades sin Ánimo de Lucro, a semejanza de la creada
recientemente para las instituciones de educación superior, a raíz de los
escándalos, fraudes y manos manejos de los directivos de algunas universidades
privadas. Ya los rectores de las universidades, tanto públicas como privadas,
han manifestado su inconformidad. ¿Qué riesgos hay en una medida como
esta? Una. En mi concepto muy grave, la
pérdida de autonomía y libertad de acción al hacernos exigibles, en forma
permanente y periódica de informes y visitas de funcionarios públicos en
nuestras instalaciones. Toda
organización quedará bajo sospecha y deberá dedicar más tiempos y recursos a
responder a las innumerables y
crecientes medidas que se inventen dichos funcionarios, so pena de desviaciones
de poder, tener que pagar multas, y sanciones por inexactitudes o faltas a la
debida diligencia. Ante el aumento del
déficit fiscal el Gobierno ve en que las
entidades sin ánimo de lucro un sector para aumentar el recaudo tributario. ¿Y
si gravan con más tributos a las ONG de segundo piso, o sea a las que
cofinancian, vía donación, nuestros programas y proyectos? ¿Y si se reduce o
elimina el beneficio tributario por donaciones del sector empresarial a las
ESAL? El resultado no será otro que la disminución en la cuantía de los ya escasos
recursos disponibles para operar y financiar programas y proyectos. El panorama
no es, pues, alentador. Característica histórica del Estado Colombiano es la de
ser “fuerte con el débil y débil con el
fuerte”. Ya estamos notificados…
Relación con los medios
de comunicación, la Opinión Pública y las redes sociales:
Otra
condición no habilitante y de la cual los primeros responsables somos las ONG
es la percepción, otra, que tienen los medios de comunicación y ciertos
sectores de la sociedad sobre nuestro que hacer. Si bien hemos tomado la iniciativa y
dado ejemplo con la implantación de la
buena práctica de la rendición pública de cuentas esta ha sido hasta ahora
insuficiente y no acogida en su totalidad por todas las ONG, federadas o no. Buena práctica que no vemos replicada por
otros sectores de la sociedad. Como el Estado nos invisibiliza en los contratos
ante las comunidades estas solo ven los logos de las entidades oficiales en los
chalecos por cuanto el nombre del operador no puede mencionarse y mucho menos
aparecer.
Las
buenas noticias que generamos no impactan a los medios oficiales de
comunicación, no merecen ningún titular, cuando más una nota “humana y social”
en los minutos finales de algún noticiero.
Tampoco acudimos, en forma masiva, a las nuevas herramientas de las
tecnologías de información para informar, para dar a conocer el trabajo en pro
de las comunidades. No reaccionamos a
tiempo y con contundencia ante las generalizaciones y los ataques de nuestros
contradictores público-privados. La
respuesta más común es el silencio, silencio que siempre otorga…De ahí que sea
tan bajo el reconocimiento y la credibilidad que la ciudadanía y la opinión
pública nos otorga.
Relación con la
cooperación internacional al desarrollo:
Un
hecho más que agrava el entorno no habilitante es en el cambio de orientación
de la cooperación internacional. Sabido
es que Colombia ya está clasificado en el índice de desarrollo humano de las
Naciones Unidas como un país de de desarrollo medio alto en cuanto ingresos. Ya no somos considerados como un país
receptor sino más bien como donante.
Este no es el único cambio. Resulta que las agencias de cooperación y
las ONG donantes del primer mundo han establecido que los recursos disponibles
para el desarrollo, ya menguados por cierto, no son un “bien público” sino un
“bien meritorio”. Ya no es suficiente
con que el proyecto sea pertinente y se adecue a los intereses y deseo del
cooperante. No. Ahora hay que competir con los pares. Hay que someterse a criterios de eliminación,
a que competir, a muerte, para ser merecedor de la ayuda. Concursar por méritos
es la nueva política para acceder a recursos de la cooperación internacional. Muchos los llamados, cientos, miles los que concursan,
solo uno es el escogido…
Relación con el gobierno
corporativo:
¿Y,
ante este panorama tan inquietante, en que andan gran parte de los Consejos, de
las Juntas Directivas, de las
direcciones ejecutivas, lo que se conoce como el gobierno corporativo de las
ONG colombianas? Andan sin norte, extraviadas,
transitando rumbos perdidos. En busca de
la rentabilidad económica per-se, olvidan, subvaloran la rentabilidad social.
Creen que es más importante blindar la organización de todo avatar económico que
cumplir la misión y preservar los valores y principios misionales. No alcanzan a comprender el alcance, la
dirección siniestra de las aguas
turbulentas que corren hace rato. No aprecian, mejor dicho, no quieren ver lo
que viene sucediendo. Todavía, y no son
pocos, los que siguen pensando que sus organizaciones son de beneficencia y que
su misión es otra que “aportar lo que se pueda a la sociedad”. Muy débil es el
gobierno corporativo de las ONG colombianas.
Hace falta más conciencia de su papel, más compromiso, más liderazgo
compartido, más procesos de cualificación y fortalecimiento de sus integrantes
en todas las áreas del que hacer misional de las ONG.
¿Y las soluciones?
No
son solo de tipo económico: vender más, crecer más, contratar más, ser más
innovadores, como si nunca lo hubiésemos sido.
Las soluciones de fondo son POLÍTICAS, son de SECTOR, son de
GREMIO. La razón de ser de las ONG son
la de contribuir al cambio humano y social, pero no basta, no es suficiente
trabajar solo en esas dos dimensiones dejando de la lado la incidencia política en las decisiones
colectivas que nos atañen a todos y todas.. La política, en el buen sentido del
término es la que transforma, en verdad, a las personas y a las sociedades. El
poder social, el cual detentamos y que la mayoría de las veces desconocemos que
lo tenemos, es importante más no suficiente ante los retos y desafíos al que
nos vemos enfrentados.
No
podemos seguir muy cómodos encerrados en nuestro respectivos camarotes mientras
el barco hace agua y naufraga. Si no actuamos como un colectivo organizado y
con liderazgo se cumplirá el principio darwiniano de la sobrevivencia del más
fuerte. Pregunto. ¿Conviene esto al país? ¿Pueden el Estado y
el sector privado atender y responder a la solución de los ingentes e
innumerables problemas sociales de las comunidades? El tiempo, que es inexorable y que apremia, se
agota en espera de decisiones, valientes y acertadas, del gremio, de las juntas
y direcciones ejecutivas.
80 años de vida institucional
con y para las familias
El
2014 fue un año muy especial para nosotros al poder celebrar ocho décadas continuas de trabajo con las
familias colombianas. En 1934 la señora
Mercedes Restrepo de Bernal, con un grupo de amigas, crea en Medellín el Comité
de Damas de la Caridad con la misión de “atender a las personas y a las
familias necesitadas en sus propios domicilios”. 80 años después el Comité de Damas de la Caridad es hoy la Fundación
Bien Humano.
Ya
no tenemos la legión de damas voluntarias, ni atendemos a las a las personas
y a las familias necesitadas en sus propios domicilios” Dejamos de ser una
entidad confesional y asistencial para convertirnos en una organización de
desarrollo social que nunca ha dependido de otra organización nacional o
extranjera
Lo
que si hemos mantenido y mantenemos es el trabajo con y para las familias como
objeto misional. El reto ha sido conocer, investigar, apoyar y acompañar a las
familias y a sus integrantes en los cambios y transformaciones hacia la
contemporaneidad. No partimos de un ideal tipo de familia, lo que nos importa
no son tanto las tipologías, la composición, si son completas o incompletas, lo
más importante es que las familias, independiente de su configuración, cumplan
con las funciones que el Estado, la sociedad y la cultura les asigna. Lo que
las familias no hagan o se encarguen en la formación, protección y cuidado de
sus miembros le toca asumirlos, después, al Estado, la sociedad y las
comunidades
Aceptando
y reconociendo que no es posible dar una definición completa, totalizante y
universalmente aceptada de familia, en la FBH afirmamos que ella es “un
grupo de personas de distintas generaciones unidad por vínculos de parentesco,
afectivos, de apoyo y solidaridad, que nos acompañan por siempre y para
siempre, en todo el ciclo vital de la existencia”.
Afirmamos
la importancia del afecto entendido como la aceptación emocional y sentimental
del niño por parte de los padres, madres y la familia, unido a la posibilidad
de contar con adecuadas figuras de identificación para el proceso socializador,
constituyen el mayor compromiso y responsabilidad que le compete a la familia
en relación con la infancia. Sigue siendo vigente aquello de que “la palabra
enseña pero el ejemplo arrastra”.
El
establecimiento de un fuerte vínculo afectivo entre padres e hijos se convierte
en un factor de protección no solo para prevenir la soledad, el maltrato, y el
abandono físico y emocional hacia la niñez sino, además, para contrarrestar el
riesgo del fenómeno de la des-responsabilización de los progenitores con la
crianza y los cuidados. El establecimiento de vínculos afectivos pertenece a la
esfera de la vida íntima de las familias; ante su ausencia o disfuncionalidad
poco pueden hacer el Estado y la sociedad. Es una función que compete
exclusivamente a las familias. El vínculo afectivo es el que asegura los contactos, la
comunicación y los encuentros de por vida entre padres e hijos; sin vínculo
afectivo se instala la indiferencia, la incomunicación, el olvido dando lugar a
una vejez muy triste y desolada de los progenitores.
Consideramos
que los padres y madres biológicos o adoptantes, o quienes hagan sus veces, son
las personas más importantes para los infantes. Es con ellos con quien gustan
de pasar la mayor parte del tiempo, con quien quieren caminar en la calle
tomados de la mano. Y sin embargo cuantos padres y madres desaprovechan este
tiempo esencial en la vida de sus pequeños hijos para amarlos, para formar,
para establecer lazos de confianza, para dar ejemplo. Cuando esto sucede los
años siguientes de la crianza se vuelven más dolorosos y difíciles para todos
en la familia.
No
pueden, padres y madre, ser considerados como otros agentes educativos de más.
Su ausencia, presencia, interés y deseo de estar con los hijos es determinante.
Los otros agentes educativos pueden y de hecho apoyan pero no los sustituyen.
Las
familias no son las causantes ni las responsables de todos los males que les
acontecen a las personas y a la sociedad pero si podemos decir que en toda
problemática social de cualquier grupo poblacional la familia está asociada y
que para su solución es indispensable contar con su concurso. No vemos a la
familia tanto como una célula, como núcleo fundamental de la sociedad, sino
como agencia fundamental de la formación del ser humano.
En
Antioquia sus habitantes siguen afirmando que la familia es la institución más
importante y en la que más confían y con la que más interactúan, según reciente
estudio de la Universidad EAFIT denominado “Creencias, representaciones y
capital social en Antioquia”. Padres y madres, no abandonantes ni
maltratadores, se precian de decir que todos sus esfuerzos y sacrificios son
motivados por “sacar los hijos adelante”.
El
Estado y la sociedad no pueden prescindir de la familia en cuanto a los
cuidados domésticos de las personas. Es lo que se conoce como la
“familiarización de la crianza y los cuidados. La llamada economía del cuidado
contabiliza en las cuentas nacionales el tiempo no remunerado que la familia y
especialmente las mujeres realizan en la vida doméstica. Según cifras del DANE
en Colombia su aporte se estima en cerca del 20% del Producto Interno Bruto del
país, lo que equivale a 75.000 mil millones de dólares, cifra nada
despreciable. Así que las familias colombianas no solo mueven la economía con
el consumo de los bienes de la canasta familiar sino que contribuyen con sus
vínculos afectivos, no remunerados, al bienestar de toda la sociedad y a
menores costos para el Estado.
Soñamos,
y trabajamos para ello, que lleguen los días en que las familias colombianas
dejen de ser las receptoras de las limosnas, de la beneficencia, del
asistencialismo estatal y privado para convertirse en actoras de su propio
desarrollo y destino. Nos complace mucho que el tema de familia se esté, en el
buen sentido, “desfemenizando”, y que ya empiece a estar en el primer orden de
la agenda pública y política del país y de las organizaciones internacionales. Nos complace, también, que temas como la
adopción por parte de parejas del mismo sexo promueva el debate público y
generen opiniones y conceptos acerca del papel de la familia en la crianza y
formación de las nuevas generaciones de ciudadanos.
Vemos
con beneplácito que el Estado, por fin, reconozca y repare a las familias
víctimas del conflicto armado y empiece a valorar la contribución de las
familias rurales en la agenda del posconflicto.
Líneas de trabajo actuales con y para las familias:
1. Promoción y prevención: su objetivo es proporcionar a las familias y a los
agentes educativos contenidos y metodologías para una mejor vida en familia y
comunidad. Las series radiales, Vivamos en Familia, Familia Siglo XXI y
Construyendo con las familias, los talleres reflexivos, los encuentros de
niños, de pareja y familia, y los diplomados de prevención del embarazo en
adolescentes y el ciclo vital familiar conforman esta línea. Hemos hecho
presencia en 32 departamentos y 524 municipios del país.
2. Alfabetización
de adultos: leer y escribir la realidad para ser libres: su objetivo es
contribuir a elevar el nivel educativo de padres y madres de familia desde una
perspectiva de inclusión social y de apoyo sicosocial. Los hijos viven y
padecen la pobreza de sus progenitores. Elevar su nivel educativo es
posibilitarles una mejor calidad de vida, de empleo, de ingresos y de dignidad.
3.
Prevención del embarazo en adolescentes: su finalidad es disminuir la prevalencia de embarazos en adolescentes
entre los 11 y 18 años. Influir en los jóvenes, de ambos sexos, para que sean
personas más conscientes de sí mismas, capaces de decidir autónoma y
responsablemente sobre el momento propicio para optar por la maternidad y la
paternidad. Este programa se realiza en instituciones educativas oficiales con
la participación de los docentes, padres y madres de los jóvenes.
4.
Empresa Familiarmente Responsable: esta
iniciativa tiene por fin sensibilizar, asesorar y acompañar a las
organizaciones para que adopten medidas voluntarias, con sus empleados y
trabajadores en la conciliación de los tiempos personales, familiares y
laborales. Las medidas de conciliación son las que permiten el disfrute del
trabajo, de los logros e interés personales y el disfrute de la vida en
familia.
6.
Política Pública de Familia: la Ley
1361 de 2009, de protección integral a la familia, ordena a los entes
territoriales a formular y ejecutar la política pública de familia a nivel
nacional, departamental y municipal. Esta ley reconoce a la familia como sujeto
colectivo de derechos, posibilitando reclamar del Estado y la sociedad un
tratamiento distinto a la condescendencia y los favores del clientelismo. En
este sentido hemos participado, bajo un convenio de asociación, con la
Gobernación de Antioquia, en la construcción del documento de marco estratégico
para la formulación de la política pública en el departamento de Antioquia.
Hacemos parte, además de la Mesa Departamental de Familia. Con las
instituciones colegas del Comité Interinstitucional de Familia CIF, a saber,
Centros de Formación Familiar, Centro Persona Y Familia y la Corporación
Presencia Colombo Suiza, participamos, desde hace 22 años, de la política
pública de familia de Medellín, la cual es reconocida en todo el país por su
finalidad, objetivos y resultados.
6. Investigación
social y en familia: Desde hace 40 años la Fundación Bien Humano adelanta
estudios, diagnósticos, evaluaciones, sistematizaciones y publicaciones en
torno a la realidad de las familias, sus integrantes y problemáticas. Solo
conociendo la génesis, las causas, las motivaciones y las consecuencias de los
fenómenos que atañen a las familias y su entorno es posible diseñar y realizar
programas y proyectos que impacten y posibiliten cambios de actitud y de
comportamiento. Para tal fin la Fundación dispone para su servicio y el de la
comunidad un centro documental especializado en temas de familia, género,
grupos poblacionales y políticas sociales.
En
el 2014 fueron formulados dos proyectos de investigación con el concurso de
varias universidades públicas y privadas del país, de las cuales ya se está
realizando la gestión de los recursos:
“La
organización social del cuidado de niños y niñas menores de 12 años en grupos
familiares de seis ciudades colombianas. Una mirada desde el género y la
posición socioeconómica”
“Relaciones
familiares y actividades económico-productivas en Antioquia”.
Iniciamos,
también, un nuevo proyecto denominado “Hablemos de empleadas domésticas” el
cual pretende visibilizar y empoderar el trabajo remunerado y formal que llevan
a cabo miles de mujeres en las tareas domésticas de los hogares y familias del
país.
Permanencia
y cambio son factores clave en la sostenibilidad de una organización.
Permanencia de los ideales, de los principios, de la buenas prácticas, de las
lecciones aprendidas; cambio para enderezar el rumbo, para conocer otras
miradas, para emular a los que saben, para no perder vigencia. En la FBH lo
permanente ha sido el trabajo con las familias; han cambiado las modalidades de
atención, el enfoque, el tipo de programas. Cambiamos de nombre pero permanece
la convicción de que sin las familias no es posible aportar a la construcción
de una sociedad más justa, pacífica y democrática.
¿Y del futuro que…?
¿Y
que podríamos decir de sociedad y de las familias, de la Fundación Bien Humano
y de nosotros mismos dentro de 80 años, en el 2094? Solo un imaginativo
ejercicio de ciencia ficción podría aventurar hipótesis de cómo se conformaran
las familias, de cómo asumirán las tareas de los cuidados, crianza y formación
de los hijos, lo único seguro es lo inevitable e inatajable de los cambios; de
nosotros mismos si podemos decir, por anticipado, que ya no viviremos para
contar el cuento porque otras generaciones se encargaran de hacerlo.
Nos
complace que la celebración de estos 80 años haya coincidido con la proclamación, por parte de
las ONU, del Año Internacional de la Familia. Agradecemos el legado de las
damas fundadoras, a los socios y socias activas del presente, a los empleados
por creer, soñar, resistir, persistir y nunca desistir en el cumplimiento de la
misión institucional.
Texto
leído en la Asamblea General de Socios
Fundación
Bien Humano
23/03/2015